martes, 4 de enero de 2011

Carlos Saura vuelve a grabar una película documental sobre el Flamenco.


Quince años después de «Flamenco», Carlos Saura actualiza su visión del arte jondo en una producción, «Flamenco, flamenco», por la que desfilan tanto los grandes artistas del flamenco como los jóvenes que lo están haciendo evoluciona.

Con títulos en su haber como «La caza», «Deprisa, deprisa» o «Ay, Carmela», el cineasta asegura que le ha resultado «mucho más fácil» trabajar con flamencos que con actores profesionales, pues «estos artistas están dispuestos a demostrar lo que saben hacer». Lejos de considerarse un experto en flamenco, afirma que es «un aficionado que tiene un buen oído, pero ya está. Por esa razón tengo asesores en flamenco, que son de los que me he fiado a la hora de seleccionar a los artistas para esta película».

Trascurridos 15 años entre su primer «Flamenco» (1995) y el que ahora presenta, el cineasta afirma que la diferencia entre ambas películas esta en «que ha habido una evolución muy interesante en el flamenco de quince años para acá, sobre todo en el baile. Los tiempos han cambiado y los bailaores se han liberado del corsé que tenían. Farruquito o Rocío Molina, por poner dos ejemplos, están haciendo uso de su libertad incorporando nuevos pasos más cercanos a la danza contemporánea. Israel Galván —continúa— es el ejemplo máximo de eso, incorporando bailes japoneses y orientales, incluso del norte de la India. Es todo muy interesante». Y añade: «Antes nadie se atrevía a desafiar la ortodoxia. Yo he trabajado con Antonio Gades intentando hacer algo de eso, pero entonces era muy difícil y él no se decidió».

Entre todos los artista con los que ha trabajado durante este rodaje, Saura confiesa que fue Farruquito quien más le impresionó. «No lo conocía y vi que hacía lo que le daba la gana bailando y su forma de bailar me pareció excepcional. Pero me gustan todos los que aparecen en la película. Cantando José Mercé me parece una maravilla, es el canon flamenco y eso se va a quedar ahí. Israel Galván también fue una gran sorpresa para mí, porque no lo conocía».

En cuanto a si se considera un embajador del flamenco gracias a la proyección que logran sus películas, afirma que le agradaría pensar «que las películas que hago sobre el flamenco o sobre el tango sirven para promocionar estas manifestaciones artísticas. Y en el caso del flamenco más, porque necesita esa promoción, aunque creo que la necesita más en España que en el resto del mundo»

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